lunes, agosto 17, 2009

UNA PARADA EN EL CAMINO.






A las tres horas de estar en el bote, hicimos una parada en un pequeño muelle donde conocimos a un indio, con su larga melena negra azabache al viento y su pañuelo en la cabeza. La verdad, es que fue un encanto con nosotros, a pesar de que bromeó varias veces con que me quería secuestrar y ya andaba yo sospechando si no lo diria de verdad. Su compañero no fue tan amable. Como tantos otros nativos, estaba totalmente alcoholizado, y lo que quería es que nos largáramos de allí cuanto antes. El primero le excusó, porque era evidente que no se tenía en pie.

Resulta, que el indio alcoholizado es conocido en todo el contorno por los tortazos que se pega con la moto de nieve durante el invierno intentando llegar a Aniak.

Este es un problema grave que está sucediendo aquí con los nativos, el alcohol. Se les ha querido integrar en una sociedad que no es la de ellos y muchos han terminado alcoholizados con todas las consecuencias que trae eso. Así que aquí hay personas muy desgraciadas con unas vidas absolutamente carentes de sentido que buscan como única salida el suicidio.

No creo que sea buena idea borrar de un plumazo las costumbres y tradiciones que tiene un pueblo intentando integrarlo en una sociedad que tiene poco en común con la de ellos.

Y tras la pausa, seguimos navegando río arriba.

No hay comentarios: